Reflexión

Conócete para aceptarte

Generalmente hay dos tipos de personalidad, aunque como ya hemos dicho la variedad es infinita (tantas como personas).

– Personalidad fuerte; son aquellas personas que tienen muy claros sus preferencias, sus principios, sus objetivos en la vida, estas personas son difíciles de manipular porque saben lo que quieren. Estas personas pueden con casi todo.

– Personalidad débil; son aquellas personas que no se paran a reflexionar sobre lo que de verdad les gusta, cambian continuamente de ideas, de principios y son fácilmente manipulables, no tienen claro lo que quieren y se dejan llevar, su único fin es gustar a todo el mundo, y esto, aparte de estúpido es imposible.

Puede ser mejor que la base de tu personalidad sea fuerte, pero aunque en muchas ocasiones no sea así no por eso eres peor persona, es simplemente que tus vivencias han influido de esa forma. Crea tu base e incluso si tu personalidad es fuerte recuerda que seguirás cambiando durante toda la vida, y que siempre puedes mejorar y aprender cosas de los demás.

desecha las cosas malas, la envidia, el egoísmo, el egocentrismo, no te dejes llevar por criticas destructivas que provienen de  personas manipuladoras, negativas y vacías, te sentirás mejor contigo mismo si haces las cosas correctamente y si tratas bien a los demás, sigue aprendiendo de las experiencias de tu vida, todo lo bueno y lo malo que pasa en ella tiene algún motivo aunque no lo puedas entender, quédate con lo mejor de cada una.

 

Una buena actitud ante tu pasado es aceptarlo plenamente. Si no tienes una plena aceptación de tu pasado vivirás el presente con malestar y te llevará a frustrarte, deprimirte, hundirte, o simplemente a estar de mal humor y con unos estados de ánimo difíciles de controlar; por lo que es esencial ‘pasar página’. Recuerda que cuando nos aceptamos tal y como somos todas las pautas negativas se disuelven y todo nos empieza a ir mejor. Ninguna pauta negativa nos puede afectar si nos aceptamos. Conócete, escúchate, y si algo no te gusta cámbialo, solo tú puedes hacerlo pero sobre todo quiérete y acéptate, serás una persona más positiva y la gente querrá estar a tu lado.

Quizá sea lo que más influya en nosotros, cuando se juntan dos o más personas pueden surgir conflictos, pues todos somos  diferentes y estamos condicionados por nuestras vivencias, educación, familia y otros muchos factores.  Deberíamos intentar solucionarlos de forma correcta, sin discusiones, ni palabras fuera de lugar; en ocasiones es difícil porque nos dejamos llevar por el nerviosismo, la ira, los celos, el resentimiento, la envidia, etc. Debemos aprender a pensar antes de reaccionar, estudiando porque se ha producido el conflicto e intentándolo solucionar de la mejor forma.

 

Escuchar cuando alguien está hablando es básico, hay que dejar que se explique y prestar mucha atención, e incluso hay que ir más allá y observar que sentimientos expresa durante la conversación, hay que potenciar la empatía, (ponerse en el lugar de esa persona), ello nos ayudará a entender mejor la forma de pensar y de actuar de esa persona y a conocerla mejor.

Saber conversar muy importante, tener buenos y variados temas de conversación no es fácil, seguro que te ha pasado más de una vez que quedas con gente y siempre te habla de lo mismo (Temas aburridos), otras se dedican a criticar a los demás ( la persona que  habla de otras a sus espaldas y las critica también  hablará de ti), o gente negativa que solo sabe hablar de que todo va mal. Al final te vas distanciando de esas  personas amargadas e intolerantes porque te aburren, te producen dolor de cabeza o te hacen sentir mal.

Rodearse de gente positiva y tolerante es fundamental para que tú te sientas mejor, pero desgraciadamente, estamos rodeados de gente que habla más de la cuenta sin tener en cuenta los pensamientos y sentimientos de los demás. Por otro lado, hay que estar agradecido a que existan este tipo de personas porque ellas, en parte, también son responsables del crecimiento de tu inteligencia emocional, las observas y aprendes como no hay que ser con la gente que te rodea. Por suerte tenemos la libertad de elegir a nuestras amistades. Podemos elegir rodearnos de personas que nos hagan sentir bien.

Todos podemos tener un mal día o una mala racha, seguro que nuestras conversaciones en esos momentos son más negativas, pero no debe ser lo habitual si no queremos que la gente se aburra de nosotros y deje de escucharnos. Hay dos temas que no es aconsejable hablar de ellos: La religión y la política (Aquí se puede incluir el fútbol), y es que la mayoría de la gente es de ideas fijas, estas mentes cerradas que se identifican con alguna religión o sistema político pueden llegar a molestarse si oyen otras opiniones. Por lo que nuestra actitud con nuestras amistades debe ser más divertida y desinteresada.

 

Cuando nos vemos obligados a acudir a sitios o eventos que no son de nuestro agrado, puede que muchas veces tú estés en ese sitio y tu mente esté en otra parte porque no te lo estás pasando bien, porque no estás a gusto, porque no te gusta esa gente, etc. Entonces tienes dos opciones: agobiarte o bien aceptar el momento presente y sacar algo positivo de esa experiencia independientemente de lo que pase a tu alrededor, no olvides que siempre se puede sacar algo positivo de cualquier experiencia.

La amistad que no es desinteresada, sencillamente, no es amistad. La verdadera amistad es algo más que un intercambio de convivencias, es una cualidad tanto o más profunda que el amor de pareja; lo que hace muy difícil encontrar a un buen amigo. Si no tienes amigos o los que tienes no te inspiran confianza, es muy probable que debas replantearte algunas cosas, ya que uno suele rodearse de elementos afines. Recuerda que las tres claves de la amistad son: Alegrarse sinceramente de los éxitos de los amigos, cerrar la puerta a la envidia y buscar o esperar lo mejor para ellos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *